Atención farmacéutica en la dispensación de estupefacientes

INTRODUCCIÓN: el uso de estupefacientes ha ido incrementado enormemente y en la actualidad su utilización está muy extendida para el tratamiento de diversas enfermedades crónicas.

OBJETIVOS: evaluar la utilización, eficacia, reacciones adversas, posología y cumplimiento del tratamiento, e información que posee el paciente de estos medicamentos.

MÉTODO: se realizó una entrevista personalizada con los pacientes y/o cuidadores de pacientes tratados con estupefacientes que acuden a nuestra farmacia y que aceptaron participar en el estudio. En ella se les facilitaba un cuestionario diseñado para conocer los puntos objetivos del estudio.

RESULTADOS: fueron reclutados 37 pacientes, el 48 % mayores de 70 años, el 52 % relativamente jóvenes (45 y 55 años). El 75 % padece dolor crónico osteomuscular y el 25 % dolor oncológico. Un 20 % de los pacientes no comprendía bien cómo debía hacer uso de los fármacos prescritos a pesar de que todos habían sido informados por su médico de atención primaria o especialista. El estupefaciente más utilizado (66 %) fue tapentadol en comprimidos, seguido de Fentanilo en parches (21 %). La totalidad de los pacientes encuestados recibía además otro tipo de analgésico no estupefaciente. El 80 % manifestó que el tratamiento estupefaciente no es completamente eficaz para controlar el dolor, en cambio el otro 20 % sí lograba eliminar los síntomas. Todos los encuestados manifestaban preocupación o disgusto por estar sometidos a este tratamiento debido a percepción de peligro o toxicidad, falta de compresión total del tratamiento y/o falta de eficacia. Los efectos secundarios que más se comunicaron fueron el estreñimiento, sequedad de boca, somnolencia/cansancio y náuseas. Estos efectos secundarios obligan a los pacientes a añadir otros tratamientos paliativos para poder sobrellevarlos.

CONCLUSIONES: a nivel ambulatorio, se detecta que el uso de estupefacientes es en su mayoría para dolor crónico osteomuscular y que un importante número de pacientes no conocen bien el tratamiento, su posología, efectos adversos esperables, señales de alerta y manejo de dosis. Esta confusión/desinformación era más grave en los pacientes de avanzada edad. Creemos que la labor de la farmacia comunitaria es crucial en estos tratamientos, ya que disponemos del conocimiento y el tiempo suficiente para ayudar a estos pacientes que se encuentran en una situación de vulnerabilidad tanto por su patología de base, como por su edad y por la complejidad de los tratamientos.