PRESENTACIÓN: hombre de 85 años que es hospitalizado el 7 de marzo por diarrea con rectorragia y pérdida de peso. El paciente padece diabetes tipo 2 tratado únicamente con metformina, hiperplasia benigna de próstata, hipertensión y dislipemia. Días después del alta hospitalaria es su hija la que acude a la farmacia pidiéndonos ayuda con la gestión de la medicación de su padre, ante el aturdimiento que denota en el mismo. La hospitalización ha sido en un hospital privado y el paciente cuenta con su médico de atención primaria (MAP) en la sanidad pública, lo que hace necesaria la conciliación entre distintos niveles asistenciales y distinta prestación.
DESARROLLO: revisamos la medicación y el informe al alta y decidimos ponernos en contacto con el MAP al observar que en el informe venía reflejada una Hb glicada de 11,4 sin cambio en su medicación antidiabética. Gracias a la relación establecida con el centro de salud local por el estado de alarma, disponíamos del correo electrónico del personal administrativo, y decidimos, dada la emergencia, utilizar esta vía para comunicarnos con el MAP.
RESULTADO: el médico, al ver nuestro correo con el informe al alta adjunto, decidió instaurar tratamiento con Efficib 50/1000 1-0-1-0 y dispuso la medicación para facilitar nuestra tarea en la elaboración del sistema personalizado de dosificación (SPD). Después de este primer contacto, volvimos a llamarlo para la reducción de dosis de un tratamiento con corticoide del mismo paciente.
CONCLUSIONES: la farmacia comunitaria es el establecimiento sanitario más asequible a la población, y más en un estado de alarma, siendo a veces el único sitio donde el paciente podía acudir. En este paciente había que conciliar no sólo medicación entre distintos niveles asistenciales, sino además entre la sanidad privada y pública y la farmacia fue un eslabón indispensable en la mencionada conciliación. La necesidad de nuevo tratamiento antidiabético nos hizo ser proactivos en la comunicación con el médico, lo que condujo a una mejora considerable en la calidad de vida del paciente. También tuvo que ver mucho en esa mejoría la adherencia al tratamiento que supuso la elaboración del SPD. Y todo esto se hizo en un estado de alarma nacional, lo que pone de manifiesto la necesidad de la farmacia comunitaria y de establecer canales de comunicación efectivos con el resto de profesionales sanitarios del área de salud, por el bien del paciente.