INTRODUCCIÓN: en los últimos años ha habido un incremento de la edad de vida de la población y de las formas de convivencia de los mayores: viven de forma autónoma, en su propio hogar, solos, en compañía del cónyuge o de otras personas o en residencias.
OBJETIVOS: garantizar los servicios profesionales ofrecidos por el farmacéutico a aquellas personas con dificultades para acceder a la farmacia comunitaria, y con el fin de conseguir un rendimiento óptimo de su tratamiento farmacológico y un aumento de su calidad de vida.
METODOLOGÍA: a todos aquellos pacientes en situación de vulnerabilidad que necesitaron el servicio profesional farmacéutico de atención domiciliaria (AFD) se les indico la forma de solicitarlo, vía telefónica/mensajería. Se dispenso la medicación, accediendo a la puerta de su vivienda y las consultas para la realización de la dispensación o indicación se realizaron por vía telefónica.
RESULTADOS: nueve pacientes, de los cuales ocho son mujeres; 47 actuaciones; las solicitudes han sido por vía telefónica y una de ellas derivada de la unidad de conductas aditivas a la que ya se le dispensaba el sistema personalizado de dosificación (SPD) a domicilio, se continuo durante el confinamiento. Los nueve pacientes eran vulnerables, estaban aislados; ocho de los pacientes sin síntomas y una mujer con síntomas, diagnosticada por COVID-19 por vía telefónica sin pruebas que determinasen la enfermedad. 6 de los pacientes viven solos y 1 en residencia socio sanitaria.
INTERVENCIONES REALIZADAS: dos de ellos están en el servicio de SPD. Los siete restantes se les realiza la dispensación en domicilio. A todos se les da educación sanitaria y a una de ellas se le da Información personalizada del medicamento (IPM) y educación sanitaria en deshabituación tabáquica.
CONCLUSIÓN: el papel del farmacéutico comunitario durante el confinamiento ha sido fundamental siendo a veces el único profesional sanitario accesible al paciente, demostrando la necesidad de la AFD.