“Quiero y necesito dejar de fumar, pero me da miedo hacerlo sola”. La importancia del profesional sanitario en el proceso de deshabituación tabáquica

PRESENTACIÓN: mujer de 66 años, no habitual de la farmacia. Fumadora desde hace más de 50 años, fuma un paquete de cigarrillos al día, tiene episodios de ansiedad frecuentes, hipotiroidismo y obesidad tipo I. Un día acude a la farmacia, derivada por su médico de atención primaria (MAP), al que previamente le habíamos presentado nuestro servicio de deshabituación tabáquica para que le ayudemos a dejar de fumar. Quiere dejarlo ya y cree que sola no puede hacerlo, le da pánico pensar en ello. Su MAP nos indica a través de una carta que, si en el transcurso del Programa creemos necesario que esta paciente se apoye en tratamiento farmacológico, la derivemos a él.

DESARROLLO: paciente intervenida en 2008 de un cáncer de mama, sometida a radioterapia complementaria y tratamiento con tamoxifeno ya finalizado. Presenta obesidad tipo I, preocupación por el peso y periodontitis avanzada con pérdida de varias piezas dentales. Se va a poner implantes dentales, motivo por el cual ha decidido hacer un intento serio de abandono del hábito tabáquico. Procedemos a una entrevista inicial para comprobar en qué fase de Prochaska está, su grado de motivación y su dependencia a la nicotina. Esto lo hacemos a través de la escucha activa y de los test validados de Richmond y de Fagerström. La paciente está en fase de preparación, con una motivación moderada (8 puntos) y alta dependencia a la nicotina (9 puntos). Procedemos a incluirla en el servicio de deshabituación. Después de la entrevista inicial creemos que esta paciente se beneficiaría del tratamiento con vareniclina y procedemos a derivarla al MAP, el cual está de acuerdo con nuestra indicación y le prescribe el tratamiento recomendando.

RESULTADO: el 28 de diciembre de 2019 se convirtió oficialmente en exfumadora. Nunca lo había conseguido en 50 años, ni siquiera durante sus embarazos. Se individualizó el programa al máximo y durante los 3 primeros meses las visitas fueron una vez cada 15 días. Se ha sentido segura, apoyada y acompañada por su médico y su farmacéutica, que han trabajado en conjunto. Hemos resuelto sus dudas y miedos sobre el tratamiento, en el que hemos estado de acuerdo y, hemos mejorado su salud y la de los suyos. Los farmacéuticos estamos capacitados para hacer este servicio, somos cercanos para el médico y para el paciente, con lo que creo que deberíamos trabajar con protocolos conjuntos.