PRESENTACIÓN: mujer, 70 años. Presenta hipertensión, depresión e hipercolesterolemia en tratamiento habitual con lisinopril 20 mg 1 cada 24 horas; rosuvastatina 10 mg 1 cada 24 horas; fluoxetina 20 mg 1 cada 24 horas, furosemida 40 mg 1 cada 24 horas y lorazepam 1 mg 1 cada 24 horas. Acude a la farmacia comunitaria a recoger su medicación disponible en receta electrónica. Cuando se le pregunta sobre que tratamiento necesita dice que se le dispense todo menos “lo del colesterol” porque su médico le ha dicho que no tiene que tomarlo. Ante esta respuesta se le sigue preguntando sobre los valores analíticos más recientes, ya que se observa que en su receta electrónica sigue prescrito con pauta 0-0-1. La paciente refiere que en su hoja de tratamiento “el médico ha puesto que tome 0-0-0-0” y que por eso ha dejado de utilizarlo.
INTERVENCIÓN: se le explica que, al lado de la casilla de indicaciones al paciente, donde indica 0-0-0-0, está la casilla de posología donde figura 1 cada 24 horas, que es lo que realmente tiene que tomar. Se le ofrece el servicio de medida del perfil lipídico que la paciente rechaza por miedo al resultado tras darse cuenta del error.
RESULTADOS: la paciente comprende que el error ha estado en la interpretación de la hoja de tratamiento y decide aceptar la dispensación de la medicación prescrita para el colesterol y se compromete a comenzar a tomarla de nuevo.
CONCLUSIONES: la falta de adherencia es uno de los problemas de salud más importantes que llega a afectar al 50% de los pacientes. En ocasiones los enfermos no conocen correctamente los términos que se emplean en los documentos que se les entrega con su medicación, por lo que es importante indagar el por qué no retiran un medicamento cuando este sea prescrito de forma crónica, ya que el desconocimiento puede ser la causa de la falta de adherencia, tal y como ocurre en el caso que se plantea.