Justificación
Actualmente en España, la magnitud de la automedicación con antibióticos orales se desconoce, tan solo existen encuestas y estudios que permiten aproximar su porcentaje. Además, España es un país con una alta tasa de resistencias a antibióticos, siendo la automedicación uno de los múltiples factores que pueden provocar la aparición de las mismas.
Objetivos
Calcular la proporción de la demanda de antibióticos sin prescripción vía oral en Farmacia Comunitaria y analizar las causas de dicha solicitud.
Metodología
Estudio observacional, descriptivo, transversal, multicéntrico realizado a nivel nacional durante una semana en cada estación (2016-17). Se analizaron demandas de antibióticos J01 (clasificación Anatómica Terapéutica Química, ATC) vía oral sin prescripción para automedicación. Se consideraron como variables las causas de la demanda y el resultado de la consulta.
Resultados
Participaron 365 farmacéuticos de 247 farmacias, que recibieron 1.172 DAS.
Los motivos más frecuentes aducidos fueron: el paciente lo ha utilizado antes para los mismos síntomas (63,1%), escasez de tiempo para acudir a consulta (12,1%) y el paciente cree que el médico le va a prescribir el antibiótico (4,9%).
Fueron solicitados más principios activos que marcas comerciales (41,4% vs 34,9%), existiendo pacientes que no especificaron un antibiótico concreto (21,5%). Destacó la solicitud de amoxicilina (28,2%), amoxicilina/clavulánico (14,9%) y fosfomicina (21,8%), para tratar supuestas infecciones respiratorias superiores (35,1%), urinarias (28,1%) y odontógenas (20,2%).
Se realizaron 2.406 intervenciones por parte del farmacéutico que consistieron en: 40,8% remitir al médico, 31,3% ofrecer información sobre el uso correcto de antibióticos, 15,7% recomendar medidas higiénico-dietéticas, 6,9% dispensar otro medicamento y 5,3% dispensar un producto sanitario.
Conclusiones
La demanda de antibióticos sin prescripción se situó en el 5,2%, se solicitaron más principios activos que marcas y los antibióticos más demandados fueron betalactámicos seguidos de macrólidos, principalmente para tratar infecciones respiratorias, ITU y odontógenas autodiagnosticadas. El farmacéutico intervino en prácticamente todos los pacientes, principalmente remitiendo al médico para el correcto diagnóstico y tratamiento.