Farm Comunitarios. 2015 Dec 30;7(4):5-17. doi: 10.5672/FC.2173-9218.(2015/Vol7).004.02

La caracterización de pacientes como herramienta útil para ofertar servicios profesionales personalizados en farmacia comunitaria

Introducción

Actualmente, las instituciones farmacéuticas y los propios farmacéuticos apuestan por ofertar nuevos servicios desde la farmacia comunitaria (FC) que potencien su actuación profesional (1-3). Su importancia radica no solo en ofrecer algo más que resulte beneficioso para los ciudadanos, sino que contribuyan realmente a mejorar su estado de salud por lo que deberían ir orientados a su integración en el sistema sanitario.

Los servicios profesionales que pueden ofertarse desde la FC son muy variados e incluyen desde la formulación magistral, o el seguimiento farmacoterapéutico (SFT) hasta la participación en programas de educación para la salud, colaboración en la adherencia a los tratamientos, intervención en procesos de deshabituación, farmacovigilancia, sistemas personalizados de dosificación (SPD) o cribado de enfermedades ocultas, entre otros muchos (1-3). Algunos servicios que requieren una titulación específica: análisis clínicos, ortopedia, óptica o elaboración de dietas, podrán proporcionarlos solo aquellas farmacias que cuenten con el personal titulado adecuado. Actualmente las instituciones farmacéuticas están proponiendo modelos retributivos que aún no se han implantado (4).

Estos procedimientos requieren una formación previa del farmacéutico que implica su acreditación para prestar el servicio y convenios de colaboración con otros profesionales sanitarios cuando se realizan de forma conjunta. Es esencial que el farmacéutico conozca las necesidades reales de sus pacientes a fin de poder ofertar lo que realmente le demandan y esto implica estudiar sus características sociodemográficas, sus patologías, hábitos de vida, tratamientos y una serie de parámetros bioquímicos y antropométricos. Los estudios de caracterización se justifican porque permiten implantar nuevos protocolos asistenciales o mejorar los servicios de salud ya existentes.

Nuestro grupo de trabajo ya estudió el perfil de pacientes de alto riesgo cardiovascular (RCV) atendidos en una unidad hospitalaria especializada. Tras evaluar sus características, se puso de manifiesto la necesidad de atenderlos en una consulta especialmente creada para ayudarles a gestionar su farmacoterapia al tiempo que se les aplicaba un protocolo de educación terapéutica (5). Dicha consulta quedó integrada en la unidad especializada de RCV y el médico especialista directamente derivaba a los pacientes a la farmacéutica que los atendía en ella.

Aunque este tipo de trabajos son frecuentes a nivel hospitalario (6,7) no ocurre así en la FC. Hemos identificado el estudio EPIFARM (8) en 574 farmacias comunitarias españolas para identificar los perfiles de varones que solicitan medicación para la disfunción eréctil. García-Delgado et al (9), tras analizar el perfil de pacientes depresivos usuarios de la FC, pusieron de manifiesto las discrepancias entre los tratamientos y las guías de prescripción en esta patología, así como el grado de apoyo familiar y social que recibían. Más recientemente, Gómez Martínez et al (10) destacan el papel que pueden jugar los farmacéuticos en la caracterización, detección precoz y abordaje de pacientes con trastornos adaptativos usuarios de FC españolas. Es por tanto un tema novedoso que ofrece muchas posibilidades en la FC.

El objetivo principal del trabajo ha sido determinar las características de los pacientes registrados en la base de datos de una FC con el fin de detectar sus necesidades sanitarias para, a partir de estas, establecer las pautas de intervención más adecuadas y eficaces. Como objetivos específicos se plantean diseñar, a partir de cuestionarios ya existentes, uno adaptado al ámbito de la FC que permita el almacenamiento y tratamiento de los datos de los pacientes/usuarios; describir su perfil sociodemográfico, las patologías que padecen, los hábitos dietéticos e higiénico/sanitarios que siguen, así como registrar sus tratamientos.

Material y métodos

Características del estudio

Estudio observacional-descriptivo y transversal, realizado en una farmacia de Sevilla durante el periodo febrero-junio de 2013.

Selección de los pacientes y procedimiento

Los pacientes se seleccionaron de forma aleatoria entre los registrados como tales en la base de datos de la farmacia (n=210). Cada paciente tiene asignado un número y se procedió a contactar con los múltiplos de 5. La invitación para participar se realizó vía telefónica o bien personalmente cuando acudían a la farmacia para retirar la medicación (n=42).

Fueron incluidos en el estudio usuarios de ambos sexos mayores de edad, que recibieron información sobre el mismo, aceptaron participar y acudieron a la cita en el periodo indicado. Quedaron excluidos aquellos con alteraciones cognitivas que dificultaban su comunicación con el entrevistador, con discapacidad motora que dificultaban su desplazamiento hasta el lugar de la entrevista, que no aceptaron participar o bien, habiendo aceptado, no acudieron a la cita.

Todos los participantes firmaron el correspondiente consentimiento informado (Anexo I).

Los datos se obtuvieron a través de entrevista directa utilizando un cuestionario consensuado y estructurado, adaptado al entorno de la FC de otro empleado inicialmente en la caracterización de pacientes atendidos en una unidad especializada de RCV (5). Se realizaron algunos cambios valorados por un panel de expertos constituido por dos farmacéuticos comunitarios, una profesora del Departamento de Farmacología de la Universidad de Sevilla y dos miembros del Grupo de Investigación en Farmacoterapia y Atención Farmacéutica de esta Universidad (Anexo II).

Para la preparación de la entrevista se repasaron las fichas de atención farmacéutica (AF) registradas en el programa de gestión de la farmacia (Unycop Win v. 2013). El objetivo de esta fase previa fue prever la posible falta de respuesta por olvido o desconocimiento por parte de los pacientes entrevistados, aclarar dudas y, en algunos casos, orientar pero sin influir en la respuesta.

Las medidas de presión arterial (PA), peso, altura, índice de masa corporal (IMC) y circunferencia de la cintura (CC) se realizaron en el momento de la entrevista utilizando un tensiómetro Omron 705IT (PA), una balanza DINA Max 21 (IMC) y cinta métrica inextensible (2 m de largo × 0,5 cm de ancho). También se pidió a los pacientes que llevaran a la cita la última analítica (últimos tres meses) para el control de los parámetros bioquímicos.

La clasificación de los fármacos incluidos en los tratamientos se ha realizado utilizando el sistema de codificación ATC (Anatomical Therapeutic Chemical Classification Sys­tem).


Tabla 1 Variables utilizadas en el proceso de caracterización

 

Definición operacional y medida de las variables

Todas las variables registradas, con referencia a todas sus categorías, quedan reseñadas en los distintos apartados del Anexo II, pudiéndose distinguir varios grupos de las mismas para facilitar la mejor descripción de la muestra. 

Análisis estadístico de los resultados

Las variables cuantitativas se expresan como media ± desviación estándar, y las cualitativas como proporciones o porcentajes (frecuencias absolutas y relativas). El análisis estadístico realizado ha sido el test t de Student y el análisis de la varianza (ANOVA), seguido por el de Cohen, para las variables de tipo cuantitativo. Para las variables cualitativas se utilizó el test no paramétrico de Chí-cuadrado (x2) y análisis de residuos estandarizados corregidos (>2,7 o 2,7). En los casos de comparaciones con una frecuencia inferior a 5 de una de las variables se utilizó el test exacto de Fischer. Se ha utilizado el programa SPSS (Statistical Package for Social Sciences)® versión 19 para Windows®. Valores de p<0,05 se consideraron estadísticamente significativos.

Aspectos éticos

Los procedimientos adoptados en esta investigación obedecen a los criterios de la ética en la investigación con los seres humanos conforme la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad (LGS).

La participación de los pacientes fue voluntaria tras haber recibido las oportunas explicaciones sobre el trabajo y haber firmado el consentimiento informado preceptivo. Para garantizar la confidencialidad se utilizó el código numérico que tienen asignados en la base de datos de la farmacia.

Resultados y discusión

Datos sociodemográficos

La muestra quedó reducida a 36 pacientes, ya que 6 declinaron la invitación a participar. La mayoría pluripatológicos (80,5%) y polimedicados (72,2%), de edad avanzada (70,6±9,7 años), siendo las mujeres algo más jóvenes (67,7±9,8 años; rango 40-82 años) que los varones (74,6±8,1 años; rango 60-90 años). Solo el 33,3% eran menores de 65 años y hubo ligero predominio del sexo femenino (58,3%). Son personas de edad avanzada que, en sí misma, constituye un riesgo para múltiples patologías (11,12).

La figura 1 refleja el nivel formativo de los participantes. En el epígrafe “estudios primarios” se incluyeron todas aquellas personas que supieran, al menos, leer, escribir y realizar operaciones básicas matemáticas (86,1%). En cuanto a la ocupación desempeñada, sólo el 8,3% (n=3 mujeres) eran trabajadores activos. El resto (91,7%) eran jubilados (47,2 %) o no habían realizado nunca trabajos remunerados (tareas del hogar, 44,5%).



Figura 1 Nivel formativo de la muestra (distribución por sexos)

 

Todos estos condicionantes son importantes para orientar las entrevistas adaptándolas al nivel sociocultural del encuestado. 

El 93,3% de los hombres y el 81,0% de las mujeres estaban casados o con pareja (86,1% del total, n=31). Los restantes eran viudos (n=5), 6,7% hombres y 19% mujeres. No obstante, el 94,4% vivían acompañados (n=34).

Patologías prevalentes

Las patologías de mayor incidencia entre la muestra estudiada se reflejan en la tabla 2. Una gran parte de los encuestados tenía los diagnósticos desde hacía 10 o más años: el 37,8% de los que padecían dislipemias, el 45,5% de los hipertensos, la mayoría de los que padecen artrosis (58,6%), más de la tercera parte de los diabéticos (35,4%), la mitad de mujeres con antecedentes isquémicos (50,0%) y el (43,0%) de las que habían desarrollado osteoporosis. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el sexo del paciente y la aparición de la patología (p>0,05).

Según la Encuesta Andaluza de Salud (EAS) 2011-2012 (13), las patologías más prevalentes en Andalucía fueron hipertensión arterial (HTA) (18,7%), hipercolesterolemia (12,3%) y artrosis o reumatismo (8,7%). Cifras similares se registran a nivel nacional (Encuesta Nacional de Salud, ENS, 2011-12) (14), 18,7%, 16,5% y 19,4%, respectivamente. Esta situación, aunque en porcentajes diferentes, concuerda bastante con los datos obtenidos entre nuestros pacientes. Hay que considerar que las encuestas citadas registran cifras de la población general mientras que en este trabajo analizamos personas mayores (70,6±9,7 años).

Por rangos de edad, la EAS indica prevalencias de hipercolesterolemia del 35,3% y 34,3% entre adultos de 65-74 años y mayores (13) siendo estas cifras muy similares a nivel nacional (14). Se estima que en España el 20-25% de los adultos de edades medias presentan cifras altas de colesterol y estas alcanzan hasta el 50-60% entre los pacientes de RCV, valores parecidos a los países de nuestro entorno (15). El estudio ENRICA (16) señala un 51,1% de adultos con problemas de hipercolesterolemia, un 44,9% con cifras elevadas de cLDL y el 26% con valores de cHDL bajos. Trabajos anteriores muestran cifras variables de prevalencia global de la dislipemia (17,18), concluyéndose que los valores dependen de la edad de los participantes, del sexo, las áreas geográficas y las cifras a partir de las cuales se considera disfunción (colesterol total >200 o >250 mg/dl).

Algo similar ocurre respecto a la HTA. La EAS señala que la prevalencia es del 55,0% entre 65-74 años y del 63,4% en mayores de 75 años (13). Estas cifras son ligeramente más altas que a nivel nacional (44,4% y 49,4% respectivamente) (14) y similares a las obtenidas para nuestra muestra (61,1%). Otros estudios ofrecen cifras de 35-40% para adultos en edades medias y hasta el 68% en mayores de 60 años (18,19).

En los pacientes caracterizados, la incidencia de la artrosis y otras enfermedades reumáticas, 55,6%, se asemeja a los porcentajes que refiere la ENS para adultos con edades avanzadas (46,7% para el rango de 65-74 años y 58,1% para mayores de 75) (14) y también coinciden con los datos descritos en otras fuentes (20). Sin embargo, se observan importantes diferencias a nivel autonómico (24,6% y 35,7%, respectivamente) para los mismos rangos de edad (13). Dado que nuestra población es andaluza cabría esperar un porcentaje menor de artríticos. Es posible que la selección de la muestra limitada al área de la farmacia pueda influir en estos resultados.

Las alteraciones vasculares periféricas (varices y hemorroides) afectaban al 38,9% de los entrevistados, destacando las varices de miembros inferiores (tabla 2). Este porcentaje coincide con el descrito por otros autores que opinan que aproximadamente un tercio las padece de forma clínicamente significativa (21) y que la prevalencia es mayor en las mujeres, lo que también concuerda con los valores obtenidos entre la muestra.

El 38,5% de los pacientes encuestados declaró padecer diabetes tipo II (DM II) (tabla 2) y la mayoría manifestó haber sido diagnosticados entre 1-5 años. Según la ENS, la prevalencia de esta enfermedad está en torno al 17,6-22% entre pacientes mayores de 65 años (14) y la EAS sitúa ese porcentaje en el 27,6-30,8% (13), cifras más parecidas a las registradas entre nuestros pacientes.

Los eventos isquémicos cardiovasculares (CV) (infarto agudo de miocardio (IAM), ictus, angina de pecho…) afectaban al 27,8% de pacientes entrevistados (tabla 2) algo más a los varones que a las mujeres (60,0% vs. 40,0%). Este resultado supera los porcentajes nacionales (14) y autonómico (13) para pacientes mayores (12,0-20,1% y 9,6-20,0%, respectivamente) y puede ser debido a la limitación de la muestra y al tipo de eventos CV registrados.

Tabla 2 Patologías prevalentes en la muestra caracterizada (%)

1. Datos referidos a la polación masculina.

 

La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una patología exclusiva del hombre. El 50% de los encuestados indican que la padecen entre 1-5 años. Se ha descrito que el 33% de los hombres mayores de 50 años presenta adenoma bien constituido que llega al 95% en los mayores de 80 años (22). Según la ENS (14) este porcentaje es menor, 29,5%.

Aunque la osteoporosis se puede desarrollar en ambos sexos, solo uno de los hombres entrevistados manifestó estar en tratamiento preventivo. La refirieron el 19,4% de las mujeres participantes y casi la mitad (42,9%) desde hacía 10 o más años. Según la Guía de Buena Práctica Clínica en Osteoporosis (23), la prevalencia es superior en mujeres (4/1) y aumenta con la edad afectando casi al 60% de las mayores de 80 años. A pesar de su elevada incidencia solo reciben tratamiento el 10% de los afectados (23).

Los trastornos del ánimo son escasos entre nuestros pacientes (5,6%) estando por debajo de la media nacional (12,1% ansiedad y 11,1% depresión crónicas) (14) y andaluza (13,3-14,0%) (13). La frustración por las limitaciones físicas y psíquicas y el dolor propio de sus patologías inciden negativamente en el psiquismo del anciano. Se ha descrito ampliamente que los mayores que viven solos suelen ser más proclives a padecer problemas de adaptación, tristeza, depresión y/o dejación que influyen negativamente en su estado de salud y en las posibilidades de éxito de las intervenciones planteadas (24). El hecho de que la mayor parte de los entrevistados vivan acompañados podría influir en los resultados obtenidos en esta muestra.

En cuanto a los antecedentes familiares, el 30,6% de los encuestados refieren al padre (11/36) como familiar más próximo que ha padecido la misma patología que ellos presentan, el 27,8% se refieren a la madre (10/36) y el 19,4% al hermano/a, siendo la HTA y las dislipemias las enfermedades más comúnmente citadas.

Hábitos higiénico-sanitarios

Actividad física

El 69,4% de los entrevistados hacía ejercicio con regularidad (25/36). La principal actividad física desarrollada era caminar (80,0%), seguida de la gimnasia de mantenimiento (12,0%). El resto (8,0%) practicaba múltiples actividades: pilates, natación… El 56,0% de las personas activas eran mujeres (14/25) superando a los varones (11/25).

En la figura 2 se muestra la frecuencia de la actividad semanal realizada siendo muy variable la duración de las sesiones (45-120 mi­nutos).



Figura 2 Actividad física de la muestra
caracterizada (frecuencia semanal)

Cuando se practica regularmente, la actividad física es beneficiosa para reducir el riesgo de múltiples patologías, mejorar la salud músculoesquelética y contribuir al control del peso. Por el contrario, se estima que la inactividad es la causante del 21%–25% de los cánceres de mama y colon, del 27% de los casos de diabetes y del 30% de las cardiopatías isquémicas (25). Para las personas mayores (>65 años) la OMS recomienda realizar al menos 150–300 minutos semanales de actividades aeróbicas (caminar a paso rápido, bicicleta, nadar…) en sesiones, como mínimo de 10 minutos.

Consumo de tabaco y alcohol

El 61,1% de los encuestados no eran consumidores habituales de bebidas alcohólicas (22/36), el 11,1% reconoció haber bebido en alguna ocasión aunque actualmente lo había dejado (4/36) y solo el 27,8% era bebedor habitual (10/36, 60,0% hombres). El consumo moderado de alcohol de 5-30 g/día, se considera beneficioso para la salud pues se asocia a una disminución en la morbimortalidad CV sin alterar el control glucémico (26). Deben evitar su ingesta aquellos enfermos que, como algunos de los entrevistados, toman antidepresivos, ansiolíticos o hipnóticos, lo que demuestra la necesidad de proporcionarles educación sanitaria para ayudarles en la gestión de su enfermedad.

En cuanto al consumo de tabaco, ninguno de los pacientes evaluados fumaba en el momento de la entrevista: el 63,9% nunca lo había hecho con anterioridad (23/36, 20 mujeres) y el 36,1% lo había dejado (13/36). Más de la mitad de los exfumadores (61,5% 8/13) habían sido aconsejados por el personal sanitario, al menos una vez, para que dejaran esta práctica. La relación entre las variables sexo/hábito de fumar resultó estadísticamente significativa (p <0,05).

El consumo de tabaco y alcohol así como el sedentarismo o el exceso de peso, son algunos de los factores de riesgo más importantes en el desarrollo de las principales enfermedades crónicas (25,26). Gracias a las numerosas campañas realizadas cada vez se fuma menos (14) y la población se ha concienciado del peligro para la salud. Datos oficiales indican que, en Andalucía, la prevalencia de consumo cigarrillos/día se mantiene prácticamente estable, alrededor del 31% desde 2000 (13) siendo los hombres los que más fuman (39,4% frente al 23,1% de mujeres), preferentemente en el rango de edad de 25 a 44 años (43%).

Control del peso

Índice de masa corporal. En la figura 3 se reflejan los porcentajes de IMC de los pacientes evaluados observándose el predominio del sobrepeso/obesidad. Solo el 20,0% de varones y el 14,3% de mujeres presentaba normopeso (IMC<25) no encontrándose diferencias estadísticamente significativas entre ambos sexos (p≥0,05). Los porcentajes son algo diferentes a los que ofrece la ENS para el rango de edad de la muestra evaluada: obesos, 24,0% varones y 28,0% mujeres; sobrepeso, 53,4% y 40,0% respectivamente y normopeso, 22% y 30,5% (14). Respecto a la EAS casi el 60% de los hombres tiene un peso superior al normal frente a las mujeres que alcanzan el 47%, estando más afectados por el sobrepeso los rangos de edades entre 55 y 75 años (alrededor de 75%) (13).



Figura 3 Índice de masa corporal  
de la muestra caracterizada

Circunferencia de la cintura. La media para esta variable en la muestra estudiada es 107,7±11,7 cm (hombres 109,7±11,3 cm, rango 88-130 y mujeres 106,2±12,1 cm, rango 87-124).

La OMS establece como límites deseables 102 cm para los varones y 88 cm para las mujeres. Solo 4 pacientes se ajustaban a estas medidas: <102 cm (20,0% varones) y <88 cm (4,8% mujeres) superándolas la gran mayoría (95,2%; n=20). No se encontraron diferencias significativas entre ambos sexos.

La obesidad abdominal es importante porque está relacionada con el RCV, incluyendo la prevalencia de diabetes y la resistencia a la insulina y en mujeres posmenopáusicas puede indicar la probabilidad de eventos con mayor acierto que el IMC (26-28) Por tanto, la asociación de un tratamiento farmacológico optimizado con hábitos de vida saludables ayuda a un mejor control de los factores de RCV.

Control de la presión arterial (PA)

Las medias correspondientes a la PA sistólica (PAS) y diastólica (PAD) de la muestra fueron de 141,3±16,3 y 79,3±8,6 mmHg, respectivamente, siendo algo más elevada en los varones (n=15, PAS 146,5±11,9 y PAD 79,9±8,4 mmHg) que en las mujeres (n=21, PAS 137,6±18,2 y PAD 78,9±8,9 mmHg) aunque sin diferencias significativas entre ambos grupos.

En la tabla 3 se observa que el porcentaje de hombres no hipertensos es inferior al de mujeres y abundan los casos de HTA sistólica aislada, característica de las personas de edad avanzada.


Tabla 3 Distribución de los valores de presión arterial obtenida en los pacientes caracterizados.
Clasificación de HTA propuesta por la Guía Europea de Práctica Clínica para el tratamiento de HTA (29)

PAS: presión arterial sistólica; PAD: presión arterial diastólica.


Es evidente que las cifras de PA aumentan con la edad. Según la ENS casi el 20% de la población española (≥15 años) tiene alta la PA y este porcentaje se eleva hasta el 44,4% en los mayores de 65 años (14). Por sexos, en menores de 64 años superan los varones hipertensos mientras que a edades más avanzadas predominan las mujeres. Teniendo en cuenta la edad de la muestra analizada en este trabajo, el porcentaje de varones con HTA es superior al referido en la ENS, sin embargo existe una gran concordancia respecto a las mujeres.

Dieta y hábitos alimenticios

La mayoría de los pacientes (91,7%, n=33) realiza algún tipo de restricción alimentaria y en la figura 4 se refleja el porcentaje de alimentos más restringidos. El 50,0% de las veces el régimen fue implantado por el personal de enfermería del centro de salud, un 10,0% por el médico y el propio paciente se lo auto-impuso en un elevado porcentaje (40,0%).



Figura 4 Restricciones alimentarias más habituales en la muestra caracterizada


El 72,2% refirió tomar fritos solo 1-2 veces por semana y más de la mitad (58,3%), dos o más veces al día legumbres/verduras/frutas. En cuanto al consumo de café, solo respondió afirmativamente el 16,7% (6/36) y menos de 2 tazas/día. La mayor parte de la muestra (77,8% [28/36]) lo tomaba descafeinado.

El 27,8% de los pacientes (10/36) realizaba regímenes de adelgazamiento, preferentemente mujeres (7/10, 70,0%, p<0,05). Este dato es sensiblemente superior al porcentaje de personas que, según la ENS, hacen dieta en el rango de edad que estamos considerando (12,6%) (14).

La alimentación es fundamental para prevenir muchas de las patologías referidas en este trabajo. El patrón de dieta mediterránea basada en la prevalencia de los hidratos de carbono sobre las grasas con abundante consumo de pescados, frutas y verduras, juega un papel importante en la consecución de estos beneficios terapéuticos (30,31). Lamentablemente este modelo de alimentación se está perdiendo a favor del consumo de grasas saturadas (fast food). Una dieta equilibrada con un 50-60% de hidratos de carbono (evitando los de azúcares de rápida metabolización típicos de dulces, bollería, refrescos…), un 10-15% de proteínas y un 20-30% de grasas (evitando las saturadas y el colesterol) contribuyen a optimizar la salud individual (30).

Tratamientos utilizados

Se muestran en la tabla 4. El fármaco más consumido ha sido omeprazol mayoritariamente en prevención de gastropatías (97,0%) debido a la edad y los politratamientos de los pacientes. Le seguían paracetamol como analgésico (50,0%), por delante de metamizol y antiinflamatorios no esteroideos; estatinas (47,2%), principalmente simvastatina; benzodiacepinas, hidroclorotiazida y metformina. El 40,0% de los varones con HBP utilizaba tamsulosina-dutasterida (Duodart®). Estos datos concuerdan con los recomendados por diversas Guías y autores (15,16,20,26,31) para pacientes en el rango de edad de la muestra caracterizada.

Tabla 4 Tratamiento farmacológico de los pacientes caracterizados
(distribución por grupo ATC, sexo, frecuencia y porcentaje)

* Porcentaje de fármacos utilizados en cada grupo terapéutico.
** Sobre el total de varones de la muestra caracterizada (n=15). 


Limitaciones del estudio

Entre otras, se podría señalar la veracidad de la información suministrada por el paciente, que podría suponer un sesgo si las preguntas no las entiende bien o no las contesta verazmente. También el hecho de que todos sean usuarios habituales de la farmacia podría influir en los resultados. Esto se ha intentado minimizar ya que el entrevistador era una persona ajena al personal y el mismo para toda la muestra.

Conclusiones

El perfil encontrado ha sido el de un paciente mayor, con estudios primarios, pluripatológico y polimedicado, la mayoría con factores de RCV y/o en prevención secundaria, aunque también predominaban la artrosis y otras enfermedades reumáticas. Casi ninguno realizaba dietas adecuadas a su estado de salud a pesar de presentar sobrepeso o clara obesidad. Por tanto, estos pacientes precisarían optimizar su farmacoterapia y sería conveniente ofertarles servicios adecuados para contribuir a mejorar su estado de salud.

Agradecimientos

Los autores desean expresar su agradecimiento a la Fundación Farmacéutica Avenzoar y a la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria, SEFAC, por haber concedido a este trabajo, respectivamente, el Premio de investigación Reyes Malpica 2014 y una de las cinco becas de SEFAC Andalucía para las mejores propuestas de proyectos de investigación.

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