PRESENTACIÓN: mujer de 78 años diagnosticada de hipertensión arterial e insomnio. Tratamiento: amlodipino 5mg (1-0-0), doxazosina 4mg (0-1-0), irbesartán 300 (1-0-0), ramipril 10mg (0-1-0), torasemida 5mg (1-0-0) y lor-metazepam 1mg (0-0-1). La paciente acude a la farmacia para retirar su medicación habitual y me llama la atención la asociación de ramipril (IECA) con irbesartán (ARAII). Estudiando la medicación y buscando posibles causas para ratificar su tratamiento, observo que esa asociación sólo es posible en casos de insuficiencia renal grave (en la que se busca bloquear el sistema Renina-Angiotensina).
INTERVENCIÓN: observando que esta combinación de medicamentos normalmente está contraindicada, a la paciente se le pregunta si tiene algún problema renal. La señora nos cuenta que sí, pero no sabe concretar hasta qué punto es importante. Ante la falta de información por parte de la paciente, me dispongo a escribir una carta de derivación al médico exponiéndole que revise el tratamiento, y que valore la necesidad de dicha asociación.
RESULTADO: al cabo de unos días, la paciente regresa a la farmacia comunitaria con una carta del médico. En ella, el médico refiere que el problema renal de la paciente es grave y que el tratamiento prescrito es el adecuado para su problema de salud.
CONCLUSIÓN: aunque en la mayoría de los casos, la asociación de los antihipertensivos del grupo IECA y ARAII está contraindicada, existen casos en lo que pueden combinarse.